Mostrando entradas con la etiqueta autobús. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta autobús. Mostrar todas las entradas

domingo, 4 de diciembre de 2011

Viva nuestro conductor, konduktor tor

Los autobuses aquí me tienen loca. Lo que es el vehículo en sí pero también el sistema de paradas, de líneas, la gente que trabaja en los autobuses... todo lo relacionado con ellos y con el transporte público en general. 
En principio, como los autobuses los compran de segunda mano a países de Europa o Asia, son cada uno de su padre y de su madre. Luego además, los tunean, algunos tienen adornitos colgando en la parte del conductor, otros tienen cortinas (normalmente feísimas) por las ventanas, cada uno se personaliza su autobús. Ni siquiera los personalizan por líneas, los personalizan por aparato. 
El konduktor de este tranvía decoró su tren para el Día de la Victoria
Algunos son más nuevos que otros pero en general tienen todos escalones en las puertas y a veces dentro también que hay que ver a las abuelas subir, las pobres, y moverse dentro del autobús. 
En cuanto a las paradas, en el centro están más o menos bien señalizadas con una marquesina, pero según te alejas del centro se va convirtiendo la marquesina en una señal, la señal en una pancarta hasta que sabes que hay una parada por la aglomeración de gente que hay en medio de la calle sin venir a cuento. Muchas veces te puedes orientar sabiendo que cerca de las paradas de autobús suele haber quiosquitos de ultramarinos, de prensa, de telefonía móvil, de flores... pero no siempre. Esos quiosquitos están por todas partes así que a veces no ayuda. Un día me las vi y me las desee para encontrar una parada. Era noche cerrada, con niebla, en la parte más lejana de la ciudad y los quiosquitos no me ayudaron. Tuve que preguntar a varias personas y seguir a otras hasta que llegaron a la marquesina oxidada y esperar a ver un autobús que me llevara cerca de mi casa. Todo esto porque me dejaron en una parada que estaba en el sentido contrario del que yo necesitaba y poner una parada enfrente habría sido muy fácil. 
Quiosquito en Perm. Podéis ver más fotos de quioscos aquí
Este sistema se aplica también a trolebuses y minibuses. Lo de los minibuses a mi no me gusta, me parece casi más arriesgado que ir en autobús y bastante más incómodo si cabe. Los trolebuses me hacen gracia, me siento como en un TBO, algún día entrará alguien que se parecerá a Mortadelo y yo me reiré porque soy así. Además, como están conectados a cables que están por toda la ciudad a veces se cruzan los cables o se pierde la conexión y paran el trolebús en mitad de la carretera (se han dado casos de que se haya parado en mitad de un cruce grande) y se baja el conductor a dar saltos y dejarse los cuernos en cambiar los cables del trolebús en medio de todo el tomate. Cuando lo conecta de nuevo, se prende un pequeño fuego que algún día nos va a dar un disgusto pero esto es Rusia. 


Dentro de cada uno de estos sistemas de transporte público (y en los tranvías también pero en Kazán los están quitando), hay dos personajes importantes: el conductor (en ruso, voditel') y el vendedor de billetes (en ruso, konduktor). Que el que no conduce se llame konduktor me encanta. Y es una profesión que me fascina. Cuando estaba en Izhevsk eran casi siempre señoras de unos cincuenta años, una vez vi un hombre con bigote y me sorprendió. Aquí hay de todo, incluso jóvenes estudiantes. No tienen uniforme aunque a veces llevan un mandil rojo (rojo sucio). Su trabajo es estar al quite de quién sube y recorrerse el autobús con el rollo de los billetes cobrando a los pasajeros. No sé cuánto les pagan ni cómo funciona la contratación, me dan ganas de preguntar a ver si puedo trabajar de konduktora porque me tiene intrigada de verdad. Es una profesión de riesgo y requiere mucho equilibrio y una santa paciencia en horas punta. Es de riesgo porque para eso tenemos el conductor-voditel'. No estoy segura de que esta persona necesite tener el carnet de conducir para trabajar en el autobús así que lo mismo también me presento a esto. La gente aquí conduce fatal, en Rusia en general y en Kazán en particular. Los voditel' de autobús se llevan la palma. Además les gusta, cuando hay atasco, ir avanzando a trompicones con el autobús lleno y la gente con el meneíto. Y cuando se pone en verde, salir con acelerón. Los konduktores se llevan cada golpe... Los pasajeros también pero estos pobres, echan más horas. 
A los konduktores no se les escapa una y además los pasajeros son gente honrada y pagan su billete religiosamente. En hora punta es fácil colarse además, solo hace falta decir que sí has pagado si te pregunta el konduktor pero en general pagamos todos. La santa paciencia la necesitan porque en hora punta no se puede ni respirar en el autobús y porque los borrachos siempre intentan subir gratis y negocian con el que toque. 
Un konduktor en pleno ajetreo de cobrar y dar el billete. 
Si algo hay que reconocerle a los rusos es el aprovechamiento del espacio en un autobús lleno. Se reparten perfectamente por todo el autobús, cada milímetro y cuando alguien tiene que salir es un trabajo en equipo para que esa persona llegue a la puerta. Es cierto que luego son agonías para otras cosas como por ejemplo, subir en éste autobús y no otro bajo ningún concepto y si para eso el autobús se tiene que ir con la puerta abierta, se va (esto es verídico que lo he visto yo en mi parada). Para muestra de lo que puede ser una lata de sardinas, un botón: 


Aquí podemos ver a la konduktora (la chica de rosa con la riñonera). También podemos ver cómo los autobuses en general llevan una pancarta enorme con las paradas más importantes y el número de línea. 
Y os dejo con otro video, éste pertenece a la categoría "cosas que solo pasan en Rusia"







domingo, 30 de octubre de 2011

El descaro ruso

Creo que el ser humano es curioso por naturaleza. Haciendo preguntas y buscando respuestas se han hecho grandes descubrimientos y avances científicos. Por eso no me molesta cuando algún ruso me pregunta de dónde soy, qué hago aquí o en qué idioma hablo. 
Lo que sí me molesta es la falta de criterio y de educación que tienen para preguntar. 

Para preguntar el sistema es "lo quiero saber y lo quiero saber AHORA". Y da igual que tú estés haciendo otra cosa, hablando con otra persona. El otro día en el autobús, me subí y aunque tapada hasta las cejas, mis medias y mi gorro me delatan como extranjera. La Konduktora (que no conduce, cobra los tickets) no me saludó, no me dijo nada, solamente "¿de dónde eres?". Ni siquiera dijo "eres" y no porque en ruso no exista el presente de Ser, si no porque tampoco dijo "tú" que es lo que toca para hacer el presente. Así que sin venir a cuento me insistió varias veces "¿de dónde?, ¿de dónde?" hasta que le dije "España". Y ni gracias ni nada, satisfizo su curiosidad y con las mismas se fue. Ganas me dieron de decirle, "¿qué? ¿si no te lo digo, no monto?".
Konduktora cobrando el ticket
También fui a preguntar dónde está la sala de pilates en el gimnasio de la universidad y mientras la mujer me explicaba, un chico que estaba allí, vio que yo era extranjera y sin esperar a que terminara de hablar esta señora, ni hiciera una pausa ni nada me preguntó varias veces que de dónde era. Lo quiero saber ahora y no me voy a ir sin saberlo. Ni voy a disculparme, ni a pedir permiso. Pasé de él.
Hoy, y por eso me he animado a escribir sobre esto, salía del cine con mi colega español (somos los dos únicos españoles de la ciudad que yo sepa), íbamos comentando la película y sin anestesia, como ellos saben, la chica de delante se dio la vuelta y dijo "¡Español! qué bien..", creo que dijo algo más pero decidimos dejarla con la palabra en la boca y seguir a lo nuestro porque si no, nos vendría con cualquier historia que no tiene nada que ver. Es cruel pero si tú no tienes vergüenza para preguntar, yo no tengo reparo en ignorarte.

A veces lo ves venir, te miran fijamente, se dan con el codo a veces, hasta que deciden venir a preguntar. Los que menos vergüenza tienen te piden una foto. Y eso a mi, como española blanca blanca que soy. Se nota que soy de fuera por la ropa. A los negros los pobres, los tienen machacados a fotos y a "¿te puedo tocar la piel?", "¿te puedo tocar el pelo?". En estos casos, a mi me puede molestar pero lo llevo bien, es curiosidad y a veces vienen, esperan y entonces te preguntan. A veces incluso te preguntan con educación. 
El récord de curiosidad lo tiene una muchacha que, supongo, será de un pueblo. Estaba yo en la cocina con Marina preparando la cena y de repente llegó esta chica. Nos miró sorprendida e ilusionada, como un niño que va al circo la primera vez y preguntó "¿quién de vosotras es Inés?". Levanté la mano con sorpresa y ella se sintió en una nube, "he oído hablar tanto de ti, he venido de visita a ver a una amiga. Venía a lavar esta cuchara". Marina y yo nos miramos esperando algo más. Lavó su cuchara y me inquirió, "a ver, di algo". Con la boca abierta pregunté, "¿en español?". "¡¡No!! ¡¡En ruso!!, ¿Tienes acento?". Yo no sabía qué hacer, claro y sólo dije "¿qué quieres que diga?". La hice feliz, sonrió y se fue dándome las gracias por haberle dicho eso, como si hubiera conocido a un famoso. A Marina y a mi nos dio la risa. 
Más o menos, la cara de satisfacción de esta muchacha al irse de la cocina