viernes, 24 de julio de 2015

Kungur

Kungur es una ciudad que está a unos 80-100 km de Perm', o sea 2 horas de tren de cercanías (elektrichka). No tenía pensado ir pero me sobraba un día y además conocí a un guía estupendo en el tren desde Izhevsk. 

Empecemos por el tren. Nada más llegar iba yo pensando que qué raro que no trabajen jóvenes en los trenes, que siempre son mujeres de 40-50 años tirando a gordas cuando observo que hay chicas jóvenes pero también, oh sorpresa, chicos jóvenes. Uno de ellos estaba de palique en la puerta con un chavalito joven y amanerado que nada más saber que yo era española me pidió la famosa foto con un extranjero. Este chico que tiene 16 años luego sería mi guía en Kungur y nos entretuvimos mutuamente mucho en el tren que estaba prácticamente vacío. 

Él llevaba ya 12 horas o más en el tren y no había pegado ojo en toda la noche porque parece ser que los trabajadores del tren (provodniki) y él, como recién incorporado amigo de estos, habían estado de reuniones nocturnas. Es lo que tiene que todos estuvieran en la veintena. Luego nos contaron que es un programa que emplea a jóvenes estudiantes durante el verano y que, en este caso, eran todos estudiantes de medicina. Nunca me había sentido tan segura en un tren, oiga. Para los interesados, parece que no es obligatorio ser ruso (aunque puede que sí lo sea ser estudiante de una universidad rusa) y el sueldo es el habitual del provodnik: 90 rublos por hora (miserable, sí) más extras según no sé qué (no lo entendí bien). Te sacas unas perras, haces amigos y ves Rusia: ay, si lo hubiera sabido yo antes. 

Total, que un día me cogí una elektrichka por la mañana y me volví por la noche. 


París - 5450 km



En sí, Kungur da para un paseo y poco más: algunos edificios antiguos entre los que destaca una escuela que este año cumplía 112 años, el río y el encanto que tienen las ciudades pequeñas que nadie conoce. 

La escuela del siglo (literal)






Mi kungurita me fue explicando todo mientras me contaba su vida. Por otro lado, cuando he comentado lo de amanerado no lo he comentado sin más. Es un muchacho con bastante pluma y también abiertamente gay entre sus amigas (no tiene amigos varones desde nunca) y dentro de su familia. Por si no me olía yo la tostada una de sus primeras preguntas en el tren fue "¿Cómo está el tema del matrimonio homosexual en España?" antes del ¿a qué te dedicas? o ¿qué se te ha perdido a ti por estos lares? Parte de mi excursión consistió en aconsejarle que dejara de liarse con hombres de 30 años o, por lo menos, que tuviera cuidado y pusiera tierra de por medio en cuanto notara algo raro. 

En un momento de improvisación total, decidimos ir al lugar turístico por excelencia de Kungur: la Cueva de Hielo. En realidad tampoco es que sea de hielo, es que permanentemente está entre -2 y -5 grados y como hay agua, las rocas parecen de hielo. La excursión duró una hora y media durante la cual, cada vez que parábamos para que el guía nos explicara algo, nos abrazábamos como pajaritos porque improvisar es lo que tiene, fuimos con una chaquetilla. 


La cueva en sí me encantó. Es básicamente una excursión bajando hasta 80 metros de profundidad donde te encuentras un lago de agua líquida y potable (porque ahí hace ligeramente menos frío). El guía era un hombre simpático pero no acabo de saber si le gusta su trabajo o no: hablaba como un robot sin apenas vocalizar y parecía aburrido de tener que hacer esta excursión una vez más. Conclusión: no me enteré de nada. Lo de los 80 metros lo sé porque me lo comentó luego mi colega. 



En cualquier caso, hay que saber un poco dónde está la cueva porque no hay nada que indique el camino. Un autobús te deja relativamente cerca, junto a un prado al final del pueblo y luego ya tú encuéntrala si eso. Una vez encontrada, eso sí, está en un sitio muy bonito y si el clima no se hubiera puesto tonto, habría sido una maravilla. 

La casa de Baba Yaga


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