martes, 21 de julio de 2015

Perm'

Salto directamente a Perm' porque en Izhevsk estuve solo un día para ver a una amiga a la que no veo desde hace mucho y que ha sido mamá recientemente. La ciudad en sí sigue como la dejé así que tuvo su momento de emotividad pero tampoco da para una entrada larga. 

En Perm' me estuve quedando en casa de una chica y de su novio que viven en un piso de una sola habitación (o sea que el salón es también dormitorio y cocina). Esta chica es amiga o compañera de trabajo de una chica a la que escribí en Couchsurfing. La couchsurfer me dijo que no estaría pero que rápidamente me encontraba con quién y en seguida me había puesto en contacto con mi anfitriona. El resultado fue una maravilla porque tanto ella como su novio son amor, muy interesantes y divertidos así que resultó una visita muy agradable. 


Él es de Perm' de toda la vida pero ella es bashkir (Bashkiria está cerca de Tatarstán) y le encanta Perm'. Él no acaba de encontrarle el encanto pero a ella le parece que la ciudad se ha desarrollado mucho en los últimos años y se ha convertido en un centro cultural de la zona. Uno de los últimos gobernadores (los oblast' tienen gobernadores y las repúblicas, presidentes) que tuvo se dedicó a ello a pesar de que muchos de sus habitantes no estaban de acuerdo y reconozco que en la ciudad, aunque arquitectónicamente no hay gran cosa, sí que se respira otro aire. Claro que también puede que me gustara porque la vi a través de los ojos de mi anfitriona que en cuanto pudo se escapó del trabajo para enseñarme todo el centro y explicarme cada detalle. 

Así aprendí que ese gobernador hizo por impulsar el arte contemporáneo con esculturas por la ciudad pero también a través del Museo de Arte Contemporáneo que no pude visitar pero me quedé con la gana porque sí visite el Museo del Período Pérmico (que tiene un esqueleto de mamut real), la Galería de Arte y el Museo de Arte Naif soviético y me encantaron. 

Como estamos en el 70º aniversario de la victoria en la Gran Guerra Patria, casi todos los lugares de interés están de homenaje, y estos museos no fueron excepción.

En el Museo de Arte Naif había una exposición de cuadernos de dibujos de niños entre los años 30 y 50. El museo en sí es una sala bastante pequeña pero la exposición me encantó. Muchos representaban la realidad que el niño vivía en ese momento pero otros ya eran de niños que iban a escuelas de arte. Había un apartado dedicado a los diarios de las niñas en los que aparte de dibujitos, había dedicatorias entre amigas. Dos hermanas, Natalia y Tatiana Eije tenían también un apartado para ellas solas porque fueron extremadamente prolíficas. 













En la Galería de Arte había un par exposiciones permanentes y la de homenaje a los 70 años de la Victoria llamada The Rear. Iron shoes que me dejó impresionada. Básicamente, la idea de la exposición era que Perm', durante la guerra, se convirtió en un almacén de arte ruso así que, con esta idea en mente, la organizaron. 

De entrada, te recibían un montón de cajas de madera y los muros de dos pequeñas salas estaban repletos de cuadros. En otras cajas se habían colocado cuadernos y bocetos en exhibición. La siguiente sala se abría con un piano volcado y sin patas, libros en improvisadas estanterías de cajas y más bocetos. Después, en los muros habían pegado fotografías y cartas de soldados y civiles. De fondo se oía una máquina de escribir y un teléfono que nadie responde: correspondía a un pequeño e improvisado despacho. 


Instrucciones para niños: Todos pringan en la guerra. Tú también




Pasando de esa sala, había un grupo de maniquíes vestidos con ropa de la época y retratos a carboncillo de actores y actrices de una compañía de teatro. De fondo, calentamiento de una orquesta y voces en un teatro. Es ahí cuando oportunamente una de las vigilantes del museo llama tu atención hacia un montón de cajas que hay formando un pasillo hacia una vitrina con un violín y unas cartas. En las cajas, tamaño nevera grande, había una ranura a la altura de la cabeza y de un palmo de anchura: a través de ella se veía, en un lado, un piso que separa los espacios de lavabo, cama y salón por cortinas, y tic-tac-tic-tac; en el otro, un pasillo con tres puertas, una especie de cocina común y zapatos junto a las puertas que se oían chirriar junto a pasos sobre el suelo de madera. 









Cambiando de tercio, en otra sala todas las paredes estaban cubiertas de carteles enormes invitando a alistarse, algunas armas y uniformes del momento y un par de carteles sobre lo heroico e importante que es plantar patatas y trigo.

Las otras dos salas del museo tenían cuadros rusos de finales del siglo XIX y tallas en madera de santos y cristos. A esa sala la bauticé "El hematocrítico de arte" y decidí no mirarla mucho porque me estaba dando la risa. 



En cuanto a lo que es paseos, el último día de mi estancia me perdí por la ciudad. Suele ser una de mis actividades favoritas pero no en ciudades que tienen un plano cuadriculado, calles infinitamente largas y de 30 metros de anchura. Acostumbrada como estoy a lo laberíntico, pequeño y cercano, estas ciudades me agotan y me exasperan porque todo está lejos y porque, digan lo que digan, me resulta mucho más difícil orientarme que en las laberínticas. 

Mi peor pesadilla
Quería haber visto una exposición al aire libre en honor a veteranos de guerra y el Museo de Arte Contemporáneo pero mi gozo en un pozo. Sí encontré el Parque de Gorki que, como tal, tenía varias atracciones y actividades para toda la familia. No es que todos los Parques de Gorki del mundo tengan atracciones pero sí hay como una tendencia. Digo yo que a Gorki le iría ese rollo o algo. Había una atracción de colgarse por árboles tipo parque multiaventura y, por supuesto, me dejé los brazos en ella. 


Y básicamente, aparte de hablar con mis anfitriones, esto es lo que hice. Como cada día desde que llegué hizo un clima horrible pero qué le vamos a hacer 


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